MISIETE: LOS OTROS DIOSES OCULTOS SALEN A LA LUZ

CartoonCamera_1443663919119El trayecto fue más complicado de lo que había pensado. Para empezar, salimos  tarde de trabajar, por lo que, luego de arreglarnos y refrescarnos un poco, dejamos la casa tardísimo. La primera etapa fue sencilla, de Villa de Cortés a Ermita, pero ahí debimos caminar bastante para transbordar  –uno atraviesa largos pasillos y escaleras interminables que sumergen a los usuarios en las entrañas de la tierra a varios cientos de metros-, acción que finalmente nos permitió llegar a la avenida de los Insurgentes, justo enfrente del Puerto de Liverpool, tienda tradicional en la Ciudad de México. Luego, para alcanzar la estación Teatro Insurgentes del Metrobus, abordamos el camión, tan lleno que nos tuvimos que quedar en la puerta; dos paradas después, bajamos  en nuestro destino. No me orienté a primera instancia, como siempre, por lo que tuvimos que preguntar por el Teatro Wilberto Cantón, lugar donde se llevaría a cabo el evento de nuestro interés. La caminata desde la avenida fue penosa para mi acompañante, quien calzaba altos tacones, y para mí, gracias a mi condición física de a peso. Así, con toda lentitud, recorrimos las cuatro cuadras  que nos faltaban a paso de tortuga, con lo que nos dilatamos unos quince minutos más.

Por fin ubicamos el lugar y, pocos minutos después, entramos al recinto, casi lleno, con el evento a medio empezar. Lamentablemente, por los anteriores percances no escuchamos las anécdotas que contaron los protagonistas de la presentación del libro “Los Otros Dioses Ocultos”, de Mario Alquicira, biografía de Jarris Margalli, o lo que es lo mismo, una breve historia del rock nacional, a través de la vida y obra de uno de sus más ilustres protagonistas, señor de la movida subterránea mexicana de las últimas décadas. Víctor Baldovinos, Pepe Navar y Benjamín Salcido  acompañaron a autor y al músico en un viaje apasionante, rico en aventuras, musicales y no, un periplo trascendente para la minoría que siguió fielmente a los valientes que buscaban otra voz, otros sonidos, otra vibra, otro mood, otras palabras, otra mentalidad, tal vez otra vida, incluso totalmente opuesta a la que les tocó vivir.

jarris12Perdimos todo lo que se dijo  hasta nuestra llegada, pero lo poco que nos tocó de la charla acerca del libro y su tema fue suficiente para provocar mi memoria, que explotó en fuegos artificiales multicolores a la primera palabra que dijo Jarris, mi primer maestro de guitarra, colaborador en locos proyectos del pasado y, siempre lo he pensado, un amigo sincero. Por eso, aún cuando no escuchamos una parte importante de los testimonios de los presentes en la tarima, mi mente me llevó volando a lugares, acontecimientos y situaciones específicas, me trajo imágenes de las personas con quienes convivía entonces, flashazos que ya no me dejaron durante la noche (incluso, creo, soñé varias cosas relacionadas con este estupendo guitarrista, tan bueno como desconocido en un país acostumbrado a las injusticias).

ETERNAMENTE SUBTERRÁNEO

Pero es rocanrol, ¿no? Si nos vamos a los orígenes, se trata de un movimiento contracultural. Y, si consideramos que, por diversos factores, en este país el rocanrol ha sido permanentemente subterráneo, entonces lo más natural es navegar entre aguas turbias,  entre miles de obstáculos y carencias de todo tipo, justo como sucede ahora. “Me han preguntado muchas veces cuál ha sido el momento más difícil para el rocanrol mexicano y no tengo duda: ahora, en este siglo XXI, en este 2016. El panorama es complicado realmente pues prácticamente no hay nada”, dijo el músico, en respuesta a una persona, durante la sesión de preguntas y respuestas con las que terminan usualmente este tipo de eventos.

jarris12222En esta etapa también tuvieron una participación activa los invitados, quienes dieron su punto de vista acerca del rocanrol mexicano, todas distintas, según sus propias circunstancias. Al contestar  a una persona que preguntaba por qué no se programaba rock nacional en el radio y teles abiertas, Benjamín Salcedo sostuvo que simplemente a la gente no le gusta. “No es nuestra música, Es la música de los gringos, de lo británicos, no nuestra. La nuestra es la música vernácula y es la que tiene la preferencia de la gran mayoría del público mexicano…”, dijo el comunicador, veterano del medio musical corporativo local, titular de varias estaciones radiales e incansable promotor del rock nacional. Por el contrario, para Pepe Navar, periodista y crítico cultural de gran experiencia, y para Víctor Baldovinos, reputado crítico musical y excelso baterista, integrante de la legendaria banda Iconoclasta (a la cual tuve el honor de ver varias veces, sobre todo en Rockotitlán, una de esas ráfagas de recuerdo que este evento me provocó desde el principio), los medios han sido tradicionalmente cerrados, especialmente con el talento independiente, en particular con el talento rocanrolero local, lo cual impidió otro tipo de penetración entre el grueso de la población. Como consecuencia, señalaron, se formó un ente pequeño y ruidosos que compartía su amor por esta música escandalosa  (claro, en opinión de la mayoría de nuestros progenitores) que nunca trascendió más allá de un momento de auge, allá a finales de los ochentas y principios de los noventas, cuando se lanzó la marca Rock en tu idioma. En ese momento, existía una enorme inquietud para hacer  música propia (en realidad, para hacer arte propio e independiente), para decir lo que uno sentía de cualquier tema, aún el más difícil, a contra pelo de la tendencia existente en la sociedades latinoamericanas, en particular en la mexicana,  de sacar una buena tajada de cualquier fenómeno, que propiocia el uso del artista, y su posterior olvido cuando pasa de moda (que es muchas veces provocada por los mismos grandes medios.

1accmusicaintima1Valiente postura que, sin embargo, generó sus propios purismos, los cuales terminaron por generar una minoría canibalizada. Rrecuerdo con desagrado calificativos tan ofensivos como “rockcito nacional” o “música de tercera” , por mencionar algunos,  esgrimidos por gente del medio, periodistas especializados, o expertos, quienes dejan de lado el gigantesco  esfuerzo que significa ser rocker en un lugar parecido al desierto del sahara, fenómeno que va más allá de tendencias musicales y que es posible observar en diversos contextos en este nuestro México.

Aún así, era –¿es?- una minoría terca y ruidosa, como siempre, que tenía –¿tiene?- otros rollos en la cabeza. Psicodelia, blues, paz, armonía, rocanrol, así españolizado , lo cual significa (como cuando era niño) ir a contracorriente de lo establecido, proponiendo al mismo tiempo otra visión del mundo, de su mundo, una alternativa que nos aleje de la demencia y la ambición de poder que ha determinado la historia humana y la vida de millones de personas en México y en todo el mundo. La música siempre tiene la palabra, aunque sea interpretada en tierra de sordos. Jarris lo ha demostrado una y otra vez; su misma historia es comprobación de tal aseveración y su estela –y por añadidura la de sus camaradas-, visible si se sabe buscar: cuando era joven no encontraba dónde aprender a tocar la guitarra rocanrolera hasta que encontré un volante de Jarris, maestro de guitarra, en el Tianguis del Chopo, clase a la que acudí sin pensarlo dos veces. Ahora mismo, solo en Tlalpan, de Ermita a San Antonio Abad, hay seis escuelas de música donde puedo aprende esa técnica, algo impensable de no haber dado frutos músicos tan esforzados y tercos.

ROCANROL ÍNTIMO

jarris72Por fortuna, no nos perdimos la música.  Y una vez más, como tantas veces en el pasado, Jarris me tocó con su magia, como al resto de la audiencia. En palabras del maestro Margalli, la idea era hacer una breve recuento de las bandas más significativas con las que participó durante su más de 30 años de trayectoria artística. El viaje, aunque corto, prometía buena música y, para mí, sentimientos diversos que durante la velada anudaron varias veces mi garganta. Acompañado por dos coristas, un bajista, un percusionista, una cítara y un guitarrista rítmico, Jarris arrancó con  rolas pertenecientes a los discos Crudo y Luna verde (“una banda que no conoce ni mi abuelita…”, dijo Jarris con su peculiar humor), que sirvieron para calentar el ambiente y para mostrar la cara de una banda recién formada pero poderosa y repleta de talento. Fé, extraída del compacto Soul (un trabajo que recibió excelentes críticas cuando fue lanzado en el año 2000) prendió de inmediato, gracias a una letra conmovedora y al rocanrol marca Jarris, sicódelico e indudablemente rocanrolero, inspirado y poderoso.

jarris52Diferentes Colores (Mistus) y Hombre de Paja (Ninot) terminaron por incendiar el local. Son canciones de impacto, con muchos detalles para destacar. La primera, que originalmente fue cointerpretada con Saúl Hernández, de Caifanes-Jaguares, revela gran parte de la visión del músico capitalino. “En la gruta llena de colores, hay una vela por cada ser“, canta mientras la banda inyecta adrenalina con precisa y sentida interpretación;  la segunda -Hombre de Paja-  fue grabada por Ninot, para el disco Mil Marionetas  (uno de mis favoritos de siempre) y contó con la presencia de Jorge Fratta, un excelente músico que tocaba los teclados y hacía coros en la mencionada banda, hace más de veinte años. No puedo mentir: estas dos rolas me provocaron un nudo en la garganta, pues ambas siguen estando entre mis canciones favoritas.

Entonces, durante el periodo de mayor efervescencia del rock nacional, me enamoré del trabajo de muchos locos que, como yo y muchos de mis amigos, iban a contracorriente y buscaban expresar su sentir acerca del mundo y mostrar de su propia visión. Almas independientes y valientes, como los Jarris Margalli, los Fratta, los Rita Guerrero, los Ricardo Lassala y los Rogelio Gómez, los Amantes de Lola,  los Botellos (ambas versiones), los Rodamillans, los Lalo Tex, los Roco y los Sax, los Aguilera y los Jaime López, y decenas más que hicieron ruido y escribieron una historia hermosa de terquedad, pasión y amor, sin duda digna de contar, de mil y una maneras; como todos aquellos   –¿cientos, miles, cientos de miles?, difícil saber-  que los siguieron casi hasta el fin del orbe, fieles de una religión no oficial que tenía rostro de esperanza y desahogo. ¿De desesperanza, más bien? Bueno, como dice Ninot: “El mundo es Difícil, tú lo sabes muy bien, Hombre de Paja y nada más…”.

jarris82Aún así, para esa minoría a la que hizo referencia Benajmín Salcedo durante la presentación de “Los otros Dioses Ocultos”, toda esta gente creó una obra con la que podía identificarse, sentir sin tapujos, y vomitar lo que debían vomitar, totalmente electrificado (un auge que coincidió con el esfuerzo de una generación independiente para crear un México nuevo a través del arte, en particular el cine y la música, pero no exclusivamente.  Si bien es difícil llamarle movimiento, pues parece que nada en este país puede funcionar unificado por mucho tiempo, no se debe ignorar que existió -¿existe?- un espíritu de independencia que, como el canto de las sirenas homéricas, llamaba a los mexicanos a buscar más allá del horizonte, aunque ello les costara sangre sudor y lágrimas, como bien saben los rocanroleros mexicas).

EL ESPÍRITU DE LA MÚSICA

jarris22La música no miente, sobre todo si se tiene la oportunidad de escucharla sin trucos baratos de por medio, y Jarris lo sabe. Por eso, de igual forma pero diferente, da lo mismo que tenga al hombro una guitarra eléctrica saturada de efectos que una acústica con un ligero reverb. De igual forma, el viejo rocanrolero mexicano, maestro de varias de generaciones de rockers mexicas, revela lo que es, lo que piensa, lo que ama y odia, todo a través de sus composiciones y de su interpretación, a puro corazón y alma.

También constaté lo querido que es este musicazo, Fernanda Tapía y otros invitados, como Fratta, otro excelente músico subterráneo y uno de los Otros Dioses Ocultos, manifestaron su cariño por el festejado y mostraron abiertamente lo orgullosos que se encuentran de colaborar con él, ya sea mediante un instrumento, una pluma, un micrófono, con nananas o con simples palmadas, tal como aconteció durante la última rola de la presentación de libro – recital,  “Como si fuera el último día de tu vida”, del disco Crudo, la cual se transformó en un himno que nos unió a todos, un pretexto para hermanarnos –músicos, eruditos y publico-, al menos por unos minutos.

CartoonCamera_1446743119571Cierto, llegamos tarde pues tuvimos que realizar un largo viaje en transporte público, con varios transbordes incluidos, pero valió la pena. La velada nos tenía reservado otro tipo de viaje, encabezado por Otro de los Dioses Ocultos, guía que nos dejó colmados y felices con su arte guitarrística, su música y su eterna buena vibra. Por eso, el trayecto de regreso ya no fue una molestia en absoluto.  Otro motivo para agradecer a Jarris. Gracias de nuevo.

RUTA CRÓNICA: “’PUS HAY QUE ‘DESENCANTARLOS’…”

fluatas_21358028“Desde niña, he visto cómo lo mejor está reservado para quienes pueden pagar sin desgraciarse el bolsillo”, dijo mientras seguía en lo suyo. “Son unos verdaderos bandidos, luego le suben hasta tres veces más a las cosas y sus clientes ni se inmutan. Fíjese que eso me ha sorprendido siempre…”, respiró para tomar aire, a la vez que daba vuelta a la tanda de quesadillas que estaba sumergida en el aceite ardiente, y prosiguió: “Verá, será porque soy pobre y siempre lo he sido, pero no entiendo cómo pueden pagar hasta cinco veces su valor por algo. No puedo dejar de pensar que les ven la cara…”.

Sacó una en una las quesadillas, las colocó en el escurridor y metió las que tenía ya preparadas. “Sé que tienen mucha lana, ¿no?, e imagino que no les duele, precisamente porque no se les acaba, pero,  no puedo evitarlo, pienso que es demasiado. Aún para ese tipo de gentes”. Miró a dos jóvenes recién llegados a su puesto, un carrito de pocos metros cúbicos, de cuatro ruedas, y en otro tono, más seco, serio, dijo: «hay de papa, de chicharrón, de carne, de hongos, de picadillo, de tinga de pollo, tacos de chuleta, bistec y longaniza, pambazos y gorditas de chicharrón y requesón, qué les ofrezco». Escuchó con atención la respuesta de sus clientes, reflexionó un segundo, eligió varias quesadillas, las cuales colocó en un comal, y volvió conmigo. «¿ Todo bien?», me preguntó observando mi plato, aún a medias. Al notarlo, se concentró en los nuevos comensales, sirviendo dos quesadillas en cada plato para entregárselos de inmediato. «En la barra hay salsas y verdura, sírvanse a su gusto…», terminó con ellos.

mexican-food_23-2147514667Solía comer en su puesto porque sus quesadillas no tenían pérdida pero también por su charla sabrosa y picante. “Son los Lugares con Encanto, ¿no?, que les dicen…”, retomó el tema, con una gran sonrisa, como de comercial de pasta de dientes. ¿Cómo?, pregunté confundido. “Sí, como decían los anuncios del gobierno, para promocionar lugares turísticos. Son Lugares con Encanto, dicen, y sí, son paraísos, muy bonitos, espectaculares, pero tanto encanto, creo, je, infla los precios…, ¿con todo?”, preguntó a un señor grande y gordo que ya estaba ahí cuando yo llegué, interrumpiendo su relato. Sirvió conforme a sus instrucciones y continuó: “Y es que, luego de pasearse y pasársela bien durante un rato, obviamente da hambre, da sed, y uno quiere seguir disfrutando del momento con una buena comilona, pero ¿cuál?, si con tanto encanto las quesadillas, las tortas, las aguas, los sopes, los tacos, más chiquitos que estos que vendo aquí por doce pesos, allá, en esos lugares, llenos de gringos y de ricos, y uno que otro comerciante honrado que, con mucho sacrificio, puede visitar esos lugares, los mismos tacos valen hasta cuarenta pesos. ¿Cuarenta pesos?, recuerdo que pregunté entonces a la señora de las quesadillas,  con tanta sorpresa y tanta decepción, que no esperé contestación; ya estaba resignada a pasar hambre un ratito o a gastarnos todo el dinero que habíamos llevado al viaje. No me gustó la cara que puso, como si apestáramos por pobres, pero aún así nos quedamos: nos tocó una quesadilla por cabeza y un refresco para dos personas, que estaban carísimos. Híjole, y la verdad no valieron la pena. No es por nada pero las mías están mejor. Y le digo la verdad, yo creo que esos lugares tan popofs estarían mejor que lo visitaran más gente, ganarían más, pero eso sí, tendrían que desencantarlos un poquito…, al menos la mitad…”, dijo guiñándome el ojo, mientras seguía atendiendo su negocio, como todos los días.

ENTRESIJOS: GAMBETA SIN TIEMPO I

CartoonCamera_1444170481110Llegó cansado. Era temprano, cerca del amanecer.

Resoplaba a profundidad y se sentía mareado por lo que avanzó los últimos metros recargándose en árboles y en lo que tenía a mano.

Aturdido.

Con dificultad, se sentó en el recodo que le servía de refugio durante las mañanas o cada vez que requería de un lugar protegido; el ángulo cerrado del lugar le protegía del viento, aún bastante frío a esas alturas del año, de las miradas de desprecio o de lástima, e incluso de la lluvia.

En los días de sol y calurosos se echaba sobre el pasto o apañaba una de las bancas cercanas, para disfrutar de las caricias del Astro Rey, el único que no le negaba nada. Por eso no desperdiciaba ni un cachito de sol. Menos en estos tiempos, con las estaciones tan locas (le chocaba que ahora los días soleados fuesen menos frecuentes que nunca, «como en el Polo Norte», decía con su voz aguda y rasposa…) por lo que en esta situación le valía todo y todos (no le importaban ni las miradas de burla, ni de odio, ni de lástima y sí las miradas de amor, como pensaba que le miraban, todavía, algunos de sus amigos de la niñez, algo que le animaba para platicar con todomundo sin preocupación alguna, como antaño).

En cambio, en estos días de nifunifa, en los que no hacía precisamente frío y salía el sol a ratos, a ratos fuerte, pero que no terminaba por arreglarse ni definirse, lo ponían de mal humor. Un humor de perros, recordó a su Padre, que en paz descanse, se persignó, levantándose un poco.

Entonces prefería pasar desapercibido. Esconderse.

CartoonCamera_1450812523654Masculló y bufó como un animal viejo al acomodarse en el vértice del muro, sobre un grueso tronco forrado con cajas de cartón, una de sus guaridas favoritas, justo a lado de la gran plaza que servía como campo de juegos para niños y jóvenes. Miró hacia arriba, la roca se alzaba sobre su cabeza cerca de un metro y medio, y se sintió a salvo. Al menos hasta las tres, cuatro de la tarde, cuando los chavos y las chavas se juntan para cotorrear y romancear, precisamente ahí, siendo ése también uno de sus lugares favoritos.

Satisfecho, cómodo, tomó la bolsa de mercado amarillo fosforescente donde tenía casi todas sus pertenencias; sacó un sarape delgado y se lo echó encima. Dio un largo sorbo de la bebida alcohólica que tenía en la bolsa de su chamarra, la cual volvió a guardar en un segundo, con un solo movimiento. No tardó en dormirse, agotado por el alcohol y el chemo, con la cabeza perdida en ideas, recuerdos, sensaciones contradictorias y pensamientos inconexos, sin sentido, estériles

Aunque entretenidos….

El ruido le despertó: «Alto, stop, deténganse todos, que van a pasar», escuchó todavía adormilado, con el polvo llenándole los chinos tupidos de su cabello entrecano y los ropajes, con hojas y varas por acá y por allá, incluso en la boca, empapada de saliva; tenía los ojos cerrados por lagaña y suciedad. Se limpió como pudo, con lo primero que tenía, el antebrazo derecho, se estiró un poco y suspiró hondamente, lo que ayudó a su audición.

Suficiente para entender lo que pasaba a unos metros de él.

Ya era tarde.

CartoonCamera_1444171469458El sol ardía; le pegaba con tubo justo encima de su cabeza, que sintió caliente pero fresca, como solía decir. Sintió sed. Tomó el envase de agua de su bolsa, le dio un trago largo, se limpio el sobrante. Carraspeó un poco, se llevó el objeto de nuevo a la boca pero se arrepintió. Tomó la tapa, cerró el agua, la guardó en su bolsa y sacó la otra botella, la de vidrio, mucho más compacta y esbelta que la primera. La abrió y le dio un trago rápido y profundo. Respingó un poco, pero se recuperó rápidamente, adquiriendo cierta chispa, la energía que le avisaba que el día ya había comenzado.

Y que ya no era seguro dormir allí, pues empezaría la gente a pasar, y cualquier cosa podía ocurrir.

Picado por la curiosidad, se incorporó un poco mientras tentaba la piedra del muro, buscando algo. Lo encontró pronto, por lo que se acomodó de cara a la pared e, hincado, palpó la roca hasta que ubicó la piedra superpuesta, que dejó con cuidado a un lado; luego metió la mano dentro del hoyo que quedó, de un medio metro de grosor, del cual escarbó un poco para sacar papel periódico, polvo, cemento y piedritas de varios tamaños, hasta que alcanzó el otro lado: Una plaza de un 100 metros de largo por 100 de ancho se le presentó con total claridad; estaba dividida en distintas zonas, perfectamente delimitadas por muros, similares al suyo, por monumentos dedicados a distintos héroes nacionales, y gordas escalinatas que llevaban a diferentes niveles y daban acceso a lugares específicos. Arriba, de frente, en diagonal, podía ver el edificio principal del complejo, que no recordaba para qué servía pero del que cada fin de semana entraba y salía mucha gente; a su mano derecha, un foro dedicado a más mexicanos destacados, ya no recordaba a quiénes, donde a veces se realizaban cosas, entre actividades artísticas, sociales o como las elecciones que cada tanto lo obligaban a buscar otro refugio; entre ambas construcciones, unidas por largas escaleras que se sucedían casi consecutivamente, un patio casi cuadrado alojaba a menores y adultos con bicis y patines, y más allá, a un metro por encima, pelotas de playa eran botadas y rebotadas una y otra vez dentro de una fuente seca coronada por un gran sol prehispánico por el que, de vez en vez -según recordaba-salían fuertes chorros de agua; de frente se alzaba el Padre de la Patria liberándonos con bellas palabras y fuerza bruta con la misma estúpida e irreal pose de siempre y cuyas botas dan cierre a un sección de unos cinco por 20 metros usado exclusivamente por bebés y sus madres para pasar el rato o por niños pequeños para jugar con sus juguetes; a su izquierda se encontraba un largo espacio de unos 20 por 50 metros, que llevaba a las escaleras que conducían al estacionamiento principal, presidido por otro gran edificio, cuyo uso tampoco recordaba, lugar que tenía salida a una importante avenida de la ciudad.

Se concentró en la zona de la izquierda, llena de gente.

hermosa-mujer-en-el-supermercado_459-21El partido se había detenido: dos señoras que jalaban carritos de mercado cortaban la cancha por la mitad, justo a un lado del mástil para bandera, que también servía de monumento dedicado a la memoria de más próceres patrios, situado a desnivel, a unos tres metros por debajo de la improvisada cancha de cemento. La mujeres arrastraban a duras penas dos artefactos, construidos con el metal más barato y unidos con soldaduras de a peso, llenas con pesados bultos, las mochilas de los niños cargadas con todo tipo de útiles escolares, como para tomar todas las materias del curso en un día. Iba acompañadas por varios inquietos chamacos que no dejaban de retozar alrededor de ellas.

Era demasiado. Las endebles ruedas se doblaron a los pocos metros y terminaron cediendo. Un agudo chillido anunció que, para seguir, las mujeres debían arrastrar los carritos más que rodarlos, lo cual dilataba aún más la reanudación del partido, probando la paciencia de todos.

La situación le llamó la atención: acomodó sus cosas debajo de él, para usarlas como recargadera y observar con mayor comodidad lo que pasaba, mientras mascaba lentamente, con una dentadura incompleta y sucia, un pan que había sacado de su bolsa segundos antes, junto con sus bebidas, que combinaba alternándolas con las mordidas. Sonrió al ver que los niños saltaban alrededor de las señoras, estorbando su camino y entorpeciendo su paso.football-playground-and-ball_429-2147502112

Hizo una mueca indefinible al notar que los jóvenes guardaban paciencia pero apenas: miró la ansiedad brillando en los ojos de varios, manifestándose en sus cuerpos desesperados, ansiosos ya por volver al juego….

CONTINUARÁ…